construyó edificios, puertas y torres grandes poco después de que el terremoto hubo destruido la ciudad. Se enorgullecía de ser independiente y de su capacidad para ayudar a sus vecinas que habían sufrido el mismo desastre. Los miembros de las iglesias estaban muy de acuerdo en mostrar independencia y en ayudar a los vecinos. En consecuencia, no llegaron a ver la diferencia ente riqueza material y espiritual. Se jactaban de su autosuficiencia y no necesitan a Cristo. Eran espiritualmente ciegos.
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